Dicen que, entre amigos, las penas se reparten y las alegrías se suman. También dicen que una sonrisa tiene más poder que cualquier arma, y sobre todo, que es un tesoro mágico porque enriquece tanto al que la da como al que la recibe, sin empobrecer a nadie. Y dicen también que la felicidad no es el destino, sino el camino.
Por otro lado, dicen que la vida está llena de baches, y que hay que reinventarse a uno mismo para salir de cada uno de ellos con entereza, y sobre todo, con la frente arriba, con la cabeza bien alta. Cuentan que por mucho que te prevengan de los peligros, de los dolores, de las angustias... nada puede evitar que de vez en cuando te sorprendan, a veces de forma suave, a veces de forma violenta.
Todo esto lo dicen, pero en general, no lo escuchamos. Incluso nos llega por escrito, lo vemos, lo ignoramos. No podemos asimilar todo este conocimiento vital sólo porque lo dicen. No es que no queramos, es que no tenemos esa... suerte?
A veces pienso que estaría bien saber todo esto al nacer y no tener que aprenderlo a golpes. Pero después me doy cuenta de que sería demasiado fácil, demasiado aburrido. Y sobretodo, sería una forma de restarnos méritos, de quitarnos motivos para estar orgullosos de nosotros mismos.
viernes, 18 de mayo de 2007
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